-!Hay que ser más agresivos!
-¡La organización está dormida, necesita un calambrazo!…
Cosas parecidas las hemos oído e incluso dicho a lo largo de nuestra vida profesional.
Parecería como si la agresividad fuera un aspecto de la personalidad que caracteriza al ganador y que por tanto, hay que exigirla a todos los que tienen que ser los mejores en su actividad dentro del equipo o empresa.
Creo que si bien no hay éxito sin esfuerzo ni inteligencia, no es la mejor manera de alcanzar la competitividad de una empresa exacerbar un sentimiento que puede transformarse fácilmente en negativo para el individuo y el grupo.
Me gusta ese deporte nórdico en que un esquiador de fondo tiene que conjugar fuerza y velocidad con serenidad y control al apuntar en varios puntos de un largo recorrido con un rifle a una diana situada a una buena distancia y luego disparar.
El ritmo de trabajo, la tensión, siempre debería ser la justa para no perder el control y por tanto, llegar en las mejores condiciones mentales para anticipándonos lo suficiente, no perder la oportunidad de hacer diana después del gran derroche realizado.
Muchas organizaciones empresariales dejan de ser competitivas en el mismo momento en que la carrera por conseguir el mercado les impide entender al cliente, al final la diana de toda empresa.
Buen fin de semana,
EDM
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