En democracia los políticos deben responder de sus actos y de sus decisiones ante la Sociedad y ésta es la mayor de las virtudes de un sistema que permite a los ciudadanos filtrar, elección tras elección, a los que han actuado con mayor compromiso, competencia, eficacia y honradez.
Desgraciadamente algo está pasando en nuestro país cuando la abstención ronda el 40 %, la corrupción llena páginas de los periódicos y con frecuencia casi semanal, nos desayunamos con un nuevo «caso» que siembra desconfianzas o señala con el dedo a determinados personajes del ámbito político por conductas sospechosas. No cabe duda de que nuestra credibilidad está bajo mínimos, debido a este tipo de actuaciones que la Justicia debería castigar.
La tema es que la inquietud social generada a partir de los medios de comunicación, que buscan noticias y también carnaza todos los días, repercute inmediatamente en los Parlamentos, nacional y autonómicos, ya que sus integrantes, velando por el correcto funcionamiento de las instituciones, tampoco quieren perder la oportunidad de sacar provecho político de todo lo que pueda dejar en evidencia a sus contrarios.
La variedad de partidos políticos representados en nuestros Parlamentos es tan elevada y las actuaciones sospechosas tantas, que las Secretarías de estos Organismos apenas dan abasto para analizar y programar las solicitudes de sus integrantes, formalizar preguntas parlamentarias, crear comisiones de investigación o solicitar intervenciones aclaratorias de terceros.
La urgencia y la importancia de los temas a aclarar vienen marcados muchas veces por las portadas de los periódicos y apenas queda tiempo para el estudio, la reflexión y la preparación de las sesiones.
Sus señorías quieren saber de todo e inmediatamente y como el nivel no es muy elevado y el tiempo es corto, es preciso solicitar informes técnicos que describan el problema y determinen sus causas, sugieran soluciones y permitan que el Parlamento pueda discutirlas para consensuar la mejor de todas ellas.
Esta dinámica genera una enorme cantidad de trabajo que transciende a la propia estructura funcionarial del Parlamento y se extiende a la Administración, a las Empresas Públicas e incluso a Entidades Privadas que tienen que o bien actuar como parte, o bien como peritos en un proceso que se sabe cuando empieza
Español: Composición del Parlamento de Cantabria: Partido Popular. Partido Regionalista de Cantabria. Partido Socialista de Cantabria-PSOE. Gobierno de Cantabria.. (Photo credit: Wikipedia)
pero no cuando terminará.
Realmente se trabaja mucho por parte de mucha gente, en este afán de conocer la verdad de las cosas. Lo que me pregunto es si tanto trabajo es eficiente y en resumidas cuentas, si tiene sentido dedicar tantos recursos a tantos asuntos que en muchas ocasiones son banales o parten de rumores infundados.
Resulta evidente que tanto si un Gobierno quiere que el Parlamento no entre en detalle detalle de su gestión, como si el «juego» de la Oposición es colapsar la gestión del Gobierno, lo mejor es «filtrar » a la Prensa rumores o información sin relevancia, para llamar la atención del Parlamento sobre este tipo de asuntos y así, mientras todo el mundo mira en una dirección avanzar en la contraria.
Hoy se nos describen nuestros grandes problemas, los de verdad, desde fuera de España y nos rebelamos, pero me produce tristeza y decepción ver que mientras los problemas de calado, que han ido minando nuestra economía: inversiones públicas desproporcionadas, excesivo apalancamiento de las Autonomías, descontrol de las Cajas de Ahorro….. apenas han tenido protagonismo en nuestros Parlamentos, estos han dedicado mucho tiempo y dinero a cuestiones muy notorias, pero intrascendentes.
¿Podremos hacer algo para mejorar?
Feliz fin de semana
EDM
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