La subida del IVA, de las tasas, de los precios…. y los recortes de sueldos, en una sociedad en la que el paro llega casi al 25 %, reduce cada vez más la capacidad adquisitiva de los ciudadanos,  manifestando el empobreciendo real nuestro país.

 

 

En este año “la vuelta al trabajo” sólo va a ser de verdad para el 75 % de los españoles en edad de trabajar y muchos de ellos, lo harán con la duda de si su empresa o su puesto aguantarán todo el curso que comienza.

 

 

Nosotros los pobres

Nosotros los pobres (Photo credit: Wikipedia)

Los “parados” , ese otro 25 %, seguirán esperando esa entrevista, la llamada del Inem o entrando en internet una y otra vez en busca de un trabajo que, además de devolverle la dignidad, le proporcione unos ingresos que aportar a la familia.

 

 

Todavía no he escuchado por la radio ni leído en los periódicos esos consejos que nos daban recurrentemente otros años, para superar el estrés post vacacional. Desde luego me parecería de lo más cínico, ante la dramática situación que viven tantas familias, ofrecer espacio en los medios de comunicación y dedicar fondos y ayuda sicológica para los que “tienen” que enfrentarse de nuevo a su trabajo, después de un mes de vacaciones en la playa.

 

 

La crisis económica, que nos parecía ajena y lejana, la tenemos hoy encima afectando a muchos de nosotros y todos nos sentimos menos seguros, más pobres.

 

 

Básicamente, el dinero que dispone una familia para gastar y ahorrar es el resultado de sumar los ingresos de todos sus miembros y restar los impuestos directos que les afecten, sus cotizaciones a la Seguridad Social y también los compromisos adquiridos por deudas, hipotecas y créditos en general, de toda la familia.

 

 

Cada hogar, de una manera más o menos reflexiva, tiene su proyecto de vida. Hoy se nos dice que los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Creo que aunque no todos, es verdad que desgraciadamente muchos se han dejado seducir por propuestas financieras que les han llevado  hipotecar demás de sus casas, sus propias vidas.

 

 

Al escribir estas líneas me acuerdo de las promesas de la serpiente, allá en el paraíso, apropósito de una manzana y de las consecuencias que aquello tuvo para la primera de las familias.

 

 

Todos somos conscientes de que nuestras prioridades de gasto deberían empezar  por los productos y servicios de primera necesidad o básicos: comer, mantener nuestra vivienda, asegurar la educación de los hijos, la salud,…….y luego, en función de nuestras posibilidades, ir adquiriendo los bienes y servicios que nos facilitan la vida y colman nuestros deseos.

 

 

La subida de los precios, el impacto del IVA, los recortes de servicios públicos, los copagos y fórmulas parecidas, nos alejan de aquél paraíso en el que parecía que vivíamos hace sólo pocos años.

 

 

Aunque algunas familias puedan mantener todavía su nivel de vida gracias a sus ahorros o porque algunos de sus miembros disfrutan de un puesto de trabajo vitalicio, a la inmensa mayoría de los hogares no les queda mas remedio que  modificar sus pautas, sus hábitos de consumo, asumiendo otro estilo de vida más austero, más sacrificado, apretándose el cinturón como solicitan nuestros políticos.

 

 

Pero…. ¿Qué respuesta se puede esperar del sacrificio de los consumidores? ¿A quién le toca mover ficha que no sea el gobierno?

 

 

Los costes de las materias primas y componentes que nuestras empresas deben importar para ensamblar o producir sus productos están ahí y hay que hacerles frente. También son inevitables los efectos del elevado precio del petróleo. Pero lo que no parece razonable es que, en las circunstancias actuales de nuestro país, todas las reducciones de personal, los recortes de los salarios, los mayores horarios de trabajo, las mayores eficiencias productivas, organizacionales y en definitiva la reducción de costes unitarios que se debería venir generando en las empresas españolas como consecuencia de los esfuerzos de la sociedad, no se transmita inmediatamente a los precios de venta al público de muchos productos que las familias españolas necesitan y consumen.

 

 

Ya se notan movimientos en este sentido. Algunas empresas fabricantes, pero también de la distribución: Mercadona Eroski, Carrefour, Lidl, Mango, H&M, Cortefiel….

 

 

están manteniendo y atrayendo clientes con políticas de reducción de precios, descuentos, promociones, concentración de ofertas, simplificación de envases……que compromete también a sus proveedores, ajustando el volumen de la oferta al de la demanda pero a niveles inferiores de precio renunciando a parte del margen.

 

 

Si estas tendencias son apoyadas por el gobierno, se consolidan y generalizan, el consumo no se retraerá tanto como algunos pronostican, padeceremos menos y saldremos antes de la recesión actual.

 

 

En los momentos difíciles es cuando se demuestra el liderazgo y nuestras empresas líderes deben demostrar ahora que realmente están comprometidas con la sociedad. Sus clientes sabremos agradecérselo.

 

 

Pamplona, 2 de septiembre de 2012

 

 

EDM