Mi padre trabajó en el Banco de España durante toda su vida. Decía que era la mejor empresa de nuestro país y tenía razón. Admiraba a su todos sus técnicos, especialmente a los que integraban su Gabinete de Estudios y sé que tenía ilusión en que yo me integrara en el Banco y llegara a ser miembro de su Cuerpo de Inspectores.
Siempre le he tenido un gran cariño y respeto a esa Institución centenaria que jugó un papel decisivo en nuestra Historia reciente, pero que empezó a perderlo a partir de nuestra entrada en el euro.
La instrumentalización política del Banco de España que acompañó a la de nuestras Cajas de Ahorro en lo que va de siglo, actuó primero como un velo sobre los problemas que generaban estas mientras inflaban la burbuja inmobiliaria y luego como un freno, a la hora de tomar decisiones sobre las mismas y otros bancos privados.
Como resultado, la solvencia de nuestro Sistema Financiero quedó en entredicho y la credibilidad del Banco de España se degradó hasta tal punto , que el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el FMI tuvieron que solicitar auditorías independientes y pruebas de stress a firmas como Oliver Wyman, para poder creerse nuestras cuentas bancarias y estimar razonablemente el agujero de sus balances.
Hoy en lo que parece una reacción hacia el control del negocio de nuestra entidades bancarias, se comenta que el Banco de España va a limitar la remuneración de sus pasivos para evitar una guerra que podría debilitar de nuevo sus cuentas.
No me parece lo más acertado aunque su intención sea esa. El papel del Banco de España debe ser garantizar a todos los españoles que las entidades que operan en el negocio bancario son solventes. Cuando la solvencia de los bancos y cajas está garantizada, cada entidad financiera debería poder competir de la manera que mejor le parezca. Actuar como parece que se pretende, va en contra de la libre competencia, del beneficio de los consumidores y por tanto de la competitividad del país.
El Banco de España debería incrementar, como también se dice que va a hacer, la supervisión de los bancos, de sus cuentas, de sus provisiones, reservas…etc., es decir conocer en todo momento el estado real de su solvencia y de su liquidez, pero a partir de ahí, cada entidad debería poder competir de la manera que mejor defendiera los intereses de sus accionistas. Así se conseguiría con mayor probabilidad la eficiencia operativa del sistema y entidades españolas fuertes en el panorama internacional.
Mi opinión es por tanto que para que un país avanzado sea competitivo se debe evitar la intervención del Estado en las Políticas Comerciales de bancos y empresas en general aunque al mismo tiempo, el Estado debe ejercer los medios de supervisión necesarios que le permitan garantizar a sus ciudadanos la calidad o solvencia de sus productos ( satisfacción de los clientes).
Creo que esa es la manera en la que se puede hacer más eficiente nuestro sistema financiero y empresarial, haciendo fuertes a los que realmente lo hagan bien y beneficiando al mismo tiempo a los ciudadanos , en este caso impositores y accionistas.
Buenas noches
EDM
Muy buen artículo.
Quizá en algún otro se pudiera animar a todos los que han perdido sus ahorros en gran medida por la nula supervisión que el Banco de España ha realizado en pasadas legislaturas a bancos y cajas, a reclamar responsabilidades a sus principales gestores como M.A.F.O. y Cía ; seguramente no cobrarían pero por lo menos poner en aprietos a tantos intocables irresponsables que tenemos por estos atribulados lares.
Espero con interés la comparecencia de E.Goñi en el Parlamento de Navarra y ver como torea en esa plaza.
El 14 de enero de 2013 23:05, businessfokus