Las empresas pagan por trabajar y por tomar decisiones. Buenas decisiones y trabajos bien hechos llevarán a los buenos resultados.
De los empleados se espera por tanto, que cumplan bien con su cometido, hagan bien su tarea y de los directivos se espera también que tomen buenas decisiones y mantengan alto el espíritu de empresa, es decir sus principios y la motivación del personal.
Los máximos responsables de una empresa son los integrantes del Consejo de Administración y por encima de ellos el Presidente. Este debe supervisar que la Dirección lleve el rumbo adecuado de la empresa y que ésta obttenga los resultados que esperan sus accionistas, dueños, mutualistas,….o quienes con su dinero soportan la empresa.
Cuando un empleado no hace bien su tarea, el buen director debe primero corregirle, luego reprenderle y si no hay solución despedirle para evitar un perjuicio mayor a la empresa.
Cuando la Dirección no hace bien su trabajo, no toma las decisiones adecuadas, no actúa como correspondería a la imagen, principios y tamaño de la Empresa y no alcanza los resultados, le toca al Presidente, o a los consejeros con atribuciones delegadas para ello, corregir, reprender e incluso despedir al Director General.
Muchas personas, he conocido a varias, cuando son nombrados consejeros de una empresa creen que les ha caído la lotería, que van a recibir un dinero por poner cara de inteligente y decir que sí a lo que les presente la Dirección.
Olvidan, o no saben, o no quieren saber, que ser Consejero de una empresa supone asumir la máxima responsabilidad de su gestión y que responde ante esa responsabilidad con su propio patrimonio si un Juez considera que las decisiones avaladas por el Consejo al que en pertenece, han generado daños irreparables que podrían haberse evitado aplicando la prudencia y el buen gobierno.
Nadie debería rasgarse las vestiduras por las dietas o ingresos que perciben los consejeros y el presidente de una entidad cuando asumen esa función profesionales preparados, acreditados, experimentados y capaces para llevar la empresa adelante y cuando el importe de las mismas está aprobado en Asamblea General de Accionistas y por tanto son públicas, transparentes.
Lo que es inaceptable es que los puestos de máxima responsabilidad de muchas empresas, se consideren sobresueldos políticos, premios por otras actividades y se asignen a incompetentes que no saben leer un balance, que no han dirigido nunca una organización y que desconocen el alcance de sus decisiones aunque sean a propuesta de la Dirección.
Es inaceptable también que esas remuneraciones, no sean conocidas por los dueños, que se escondan, que no sean transparentes.
Es inaceptable que como estamos viendo ahora, todos los que no pusieron ningún reparo a la hora de asumir un cargo, se resistan ahora asumir la responsabilidad que, quieran o no, les corresponde.
La responsabilidad de hundir un barco por no estar al timón o no estar capacitado para pilotarlo, no se asume sólo devolviendo el sueldo del capitán y más cuando de lo que estamos hablando, en muchos casos, es de instituciones y empresas que eran el orgullo y la identidad de la sociedad.
Feliz domingo
EDM
En el clavo, una vez más.