Una vez más nuestras cuentas no son las que nos dicen. No debe haber buenos contables en España ni en sus Comunidades Autónomas y llevamos años en que los contables europeos nos corrigen.
Es curioso, porque casi siempre resulta que o faltaba algo por contabilizar o nuestros criterios no eran los correctos, pero la cosa es que nuestro déficit siempre es algo o mucho mayor de lo que habían calculado nuestras administraciones.
Es comprensible que para los discursos, los políticos quieran presentar el mejor lado de la realidad, pero lo que no parece conveniente en un país que precisa recuperar su credibilidad fuera y dentro, es ese tipo de sesgo en las interpretaciones contables.
Hoy el ruido en los mercados lo hace Chipre y tal vez este deslizamiento pase desapercibido. Esperemos que nuestras cuentas, las públicas y las privadas, canten pronto piano y sin desafinar. Será posible?
Edm
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