La realidad económica en que se mueven las familias es tan fría como el invierno, por eso resulta difícil de creer que la crisis ya ha terminado y que ya es primavera en España.

Efectivamente los indicadores que nos alertaban de que venía el lobo, la prima de riesgo y el Ibex, se han dado la vuelta e incluso el primero de ellos ya ha alcanzado en nivel que teníamos en 2008. Esto quiere decir que al menos financieramente, el resto del mundo vuelve a confiar en que tenemos un mejor futuro inmediato que nuestro reciente pasado y que seguramente pagaremos nuestras deudas.

ImagenEn la batalla que todos hemos librado contra la crisis en estos últimos años, España ha perdido mucho talento, muchos proyectos, muchísimo dinero y sobre todo, ha perdido la alegría: ¡Tantas personas han perdido su empleo!, ¡Tantos jóvenes no lo encuentran aquí y tienen que emigrar! ¡Tantas familias agobiadas, que tienen miedo de no poder hacer frente a sus deudas y perder la casa! ….

Para mí, todas esas personas que sin comerlo ni beberlo padecen sus consecuencias, son los “heridos de la crisis”.

Ahora que a nuestro Presidente se le vuelve a recibir en la Casa Blanca y el Capital internacional parece que quiere volver a nuestro país, deberíamos poner en el primer lugar de las prioridades la atención a los heridos de la crisis.

Aprender de nuestros errores es ejercicio de humildad y signo de sabiduría, pero puede ser muy tentador para dirigentes moralmente débiles, elaborar planes de futuro pensando que es más rentable olvidarse de aquellos a los que la crisis se llevó por la borda.

Aunque les haya tocado tomar importantes decisiones y trabajar lo indecible en estos años, no parece que solidario que mientras decidían reducir el personal, algunos altos directivos de nuestro país se subieran el sueldo. Deberían haber llevado a buen puerto el barco, antes de cobrarse la recompensa.

Si como se nos asegura la violencia de la crisis ha remitido y ya han cesado los bombardeos que han hecho saltar por los aires tantas empresas y tantos puestos de trabajo, deberíamos aprovechar esta calma para recoger y tratar de curar a nuestros heridos.

Obama le ha dicho a Rajoy lo que ya nos dijo el Fondo Monetario Internacional hace una semana, lo que nos repiten insistentemente desde la Unión Europea y los que todos los españoles sabemos: Que nuestro principal problema es el Paro.

Rajoy le ha contestado, que tras la purga España ya es un país competitivo y que está en condiciones de recibir inversiones.

El crecimiento de las exportaciones españolas, muestran que algunas de nuestras empresas, principalmente multinacionales con plantas en España, han encontrado hueco en los mercados extranjeros. Realmente ese es un signo importante de que esas empresas son más competitivas que antes, pero deberíamos reflexionar a nivel país y ver qué más podemos hacer.

En mi opinión, hasta que los precios internos no transmitan al consumidor nacional los beneficios derivados del sacrificio de las reconversiones empresariales y por tanto las reducciones de personal y de salarios, sólo se beneficiarán de crisis sus accionistas y los que hayan conservado el empleo. Mientras los precios, incluyendo el efecto del aumento generalizado del IVA, mantengan los niveles que tenían antes de la crisis, la sociedad en general tendrá que limitar el consumo y los heridos serán los más perjudicados.

Sólo seremos competitivos realmente cuando alcancemos el ritmo y nivel del consumo que teníamos antes, pero con precios proporcionales al nivel adquisitivo que tenemos ahora. Ese proceso se catalizará en cuanto a las empresas que hoy dominan el mercado y que se pueden permitir mantener sus precios mejorando así sus cuentas, les salgan nuevos competidores que puedan dar al menos, lo mismo, pero con menores precios. Desgraciadamente esos competidores que necesitamos que entren en la competición y dinamicen el mercado para alcanzar un nuevo equilibrio, son tanto las empresas que hoy no tienen crédito para reactivar su producción como nuevos emprendedores entre los que se encontrarían muchos de esos jóvenes que tienen que irse fuera para triunfar.

¡ Qué bien nos vendría ahora todo ese dinero que se esfumó en proyectos suntuosos e inviables!

Lo que está ocurriendo en Burgos estos días, nos dice que la Sociedad no está por labor de volver a invertir de nuevo en grandes proyectos que no generen empleos estables, mientras que a los heridos de la crisis se les termina el paro y no les llega para vivir.

Aprendamos del pasado y ojalá que nuestros líderes, públicos y privados, se acuerden de nuestros heridos, impulsando y favoreciendo la creación y desarrollo de empresas competitivas que puedan ofrecerles el único tratamiento que necesitan: Trabajo.

Enrique Díaz Moreno

Ingeniero Industrial

MBA IESE

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