Desde el 20 de noviembre no he publicado nada en este blog.

No es que me haya aburrido de hacerlo o que no hayan habido cosas para escribir, es que no he tenido tiempo para relajarme un poco y escribir algo que me pareciera de interés. Las clases y las presentaciones de Indexfokus me han exigido muchas horas de trabajo.

Las cosas cambian vertiginosamente. Lo he comprobado en estos dos últimos meses. Pasamos de leer que estamos saliendo de nuestra crisis, para leer en el mismo periódico, a los pocos días, que estamos entrando en una crisis de dimensión europea mucho peor. La verdad es que no sabemos si coger el bañador o el abrigo con lo que nos dicen nuestros expertos economistas.

En momentos como los actuales en que la desorientación es general y hay carencia de líderes, el peligro está en los ilusionistas.

IlusionistaPócimas y «crecepelos» se han vendido a enfermos y calvos a lo largo de la Historia y se seguirán vendiendo. Por unas monedas, a costa de lo más necesario en ocasiones, acomplejados y desesperados se han dejado embaucar por parlanchines simpáticos que garantizaban soluciones definitivas.

Decepción tras decepción, el deseo de salud y amor es tan fuerte, que todos volvemos a caer en la misma piedra y nos entregamos al primer cantamañanas que nos adula un poco.

En esto de la economía, el dinero, creo que nos pasa lo mismo. Siempre hay algún ilusionista que mientras capta nuestra atención con planteamientos e ideas deslumbrantes, nos roba el voto útil para el vivir de las burbujas de la palabrería.

Es verdad que los ideales deben adecuarse a los tiempos, pero los sentimientos, los buenos y los malos son siempre los mismos. Nuevos ideales, con buenos sentimientos es lo que necesitamos hoy.

Lo que ha fallado en nuestra crisis y creo que también en la europea, son los sentimientos, no los ideales.

No han fallado tanto los partidos como las personas y por eso tampoco ha fallado la democracia.

Si lo que fallan son las personas que dirigen el sistema, no cambiemos el sistema, cambiemos a los dirigentes porque si no, ellos se las apañarán para seguir ilusionándonos con nuevos trucos  de magia más sofisticados pero más inútiles.

Edm