Ni Boko es Chalie, ni Nigeria es Francia, pero el horror es el mismo allí y acá.
Parece que los malos también compiten entre sí para ver quién es peor y por lo que se ve, hacen falta miles de cadáveres de africanos inocentes para conseguir la misma notoriedad mundial que la de una decena de europeos.
O despertamos o será tarde. Tal vez ya lo sea.
Si sólo reaccionamos a la amenaza cuando la sentimos encima, el monstruo se habrá hecho tan grande que 100.000 policías serán insuficientes para detener a quién está dispuesto a morir matando.
Del mismo modo que algunas especies sirven para identificar la calidad medioambiental de aguas, bosques y ciudades, la existencia de «charlies» manifiesta el nivel de libertad y democracia de una sociedad. Ellos nos ponen sobre aviso sobre las amenazas lejanas y nuestras propias desviaciones.
Bokos y similares sólo pueden ser apoyados por quienes no tienen más interés que el suyo y han perdido todo vestigio de humanidad.
La asignatura más importante que debería estudiarse en todas las escuelas del mundo y en especial en las de Occidente es la de «Derechos Humanos» y la defensa prioritaria de todas las Constituciones, Gobiernos, Ejércitos y Policías del mundo debería ser la de los «Derechos Humanos».
Quién no jure asumir y defender los Derechos Humanos, no debería ser admitido en una sociedad moderna y mucho menos ser elegible para dirigirla.
Enrique Díaz Moreno
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